jueves, 11 de diciembre de 2014

Nuestro(s) mied(s). (escrito por D.)

¡Hola chicos/as!

¿Qué tal estáis? Hoy os traemos una entrada diferente a la anterior, y consiste en una reflexión sobre ese tema que, al fin y al cabo, nos incube a todos. Espero que os guste y dejad lo que queráis en los comentarios :)

¿Cuál es el verdadero miedo de todas las personas?

Cada persona puede ser totalmente distinta, pero su mayor miedo, ¿no es aquel que en cualquier momento puede aparecer? En el momento menos esperado o en el momento más feliz de tu vida.
Ese miedo que ataca por la espalda, que busca saciarse a su manera, que de forma justa o injusta aparece y te hace desaparecer a ti para el resto de los días, ese miedo que te puede arrebatar en un momento lo más valioso para ti, ese miedo que te hace darte cuenta de lo que has tenido hasta el momento en el cual aparece, ese miedo que cautiva el alma de todos y cada uno de los seres humanos, ese miedo que tiene un poder sobre nosotros que nadie más puede llegar a poseer, ese miedo que viene en momentos repentinos, hace daño y así, se va.

¿Cuáles son vuestros miedos? ¿Cómo lo habéis interpretado?



lunes, 6 de octubre de 2014

S. (escrito por A.)

¡Hola!

Soy A, y os dejo aquí nuestra primera entrada, es un pequeño relato sobre un personaje (S.). Espero que os guste y ya sabéis, dejadme cualquier cosa en los comentarios, ¡todo es bien recibido!

Que tengáis una buena semana. 



A S. la despiertan los rayos del sol entrando por su ventana. Entreabre un ojo, como guiñándolo, si él lo viese le gustaría, diría que está preciosa. Los rayos le rozan la cara, como acariciándola. Fuera no hace mucho calor, es un día frío y soleado, de los que le gustan a S. Se retuerce entre las sábanas, como pidiéndole al sol que se esconda unos minutos más. Los grandes ventanales no la escuchan y continúan mostrándole el precioso sol que hace hoy, y que es la hora de levantarse ya. Decide hacerle caso y retira el edredón que la cubría. Lleva puesto un pijama de verano a pesar de que nos encontremos en pleno febrero, le gusta dormir así para poder abrazarse a la almohada y al edredón blanco que la tapa cada noche. Su habitación es entera de muebles blancos, es pulcra, completamente blanca, en su interior siempre parece invierno, y eso la gusta. Solo contrasta el suelo de parqué claro. En la pared sobre el cabecero de la cama tiene pegadas las fotos de Polaroid, que narran una historia, su historia, la historia de su vida. Hay fotos de cuando era pequeña, la costó mucho conseguirlas en formato Polaroid, pero lo consiguió, y ahora adornan su pared con esa sonrisa angelical e inocente de niños. Aún desea poder ver esa sonrisa en un hijo propio. Pero aún parece muy lejano. También adornan su pared todas las fotografías que ha tomado desde que por fin consiguió esa Polaroid Red Stripe Camera Black que tanto deseaba.  Hay fotos de sus padres, de sus padres quejándose de que su hija no suelte la cámara en todo el día. Hay fotos del acantilado de Serra Grossa al que acude tan habitualmente. Hay fotos de sus viajes de verano que hizo con su pareja. Fotos en los países nórdicos, de los fiordos, de las casas en las que se prometen vivir cuando crezcan, cuando terminen de crecer y de madurar, del mar Báltico, miles de fotos en las que ella nunca se decide a posar. Fotos de su hermana pequeña, a la que a pesar de las discusiones tantísimo quiere. Fotos de la playa. Decorando su enorme pared de color blanco, para no variar. Termina de desperezarse y acariciarse los ojos color miel y va al baño que hay en la pared contigua a su habitación. Al salir decide bajar a desayunar, no hay nadie en su casa, lo que la hace respirar la tranquilidad de poder hacer lo que la plazca. Baja las escaleras de madera acariciando la barandilla. Al llegar a la cocina se prepara un café, el café la despierta, pero siempre debe tomar un capuchino con mucho azúcar para quitarle el sabor amargo, su madre siempre la ha enseñado que la vida ya es bastante amarga como para no edulcorar el café cada mañana. El café se está haciendo y mientras burbujea empieza a oler bien, también huelen bien las tostadas de pan gallego que está preparando, siempre con mantequilla y mermelada de frambuesa, odia cualquier otro tipo de mermelada. Termina de prepararse un zumo de naranja casero y piensa en el gran desayuno que va a tomar. Se pone un trozo del bizcocho de limón que hicieron ayer su hermana y su madre. Se toma todo ello acompañándolo de las noticias que traen consigo hoy el periódico. Hoy echarán “Sucedió una noche” y sonríe. Es su película preferida y no duda en que en cuanto le vea le pedirá a su pareja que la acompaña esa tarde viéndola. De repente aparece Jack. Jack es su perro, un Golden grande y color marrón claro. S. le acaricia mientras piensa en lo mucho que se enfadaría su madre si le ve dentro de la casa que con tanto esmero cuida. Decide subir a prepararse. Abre el armario y como siempre, sin pensarlo mucho, coge los primeros vaqueros azul claro que encuentra y un jersey color beige. Se lo pone y se arregla el pelo castaño con una coleta deshecha como se hace siempre que no tiene tiempo. A pesar de lo que sus amigas digan, no se maquilla y sale a la calle.